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La forma en la que vemos nuestro trabajo, caso práctico.
En un artículo anterior hablé de la importancia de la forma en la que vemos nuestro trabajo, de como debemos tener conciencia del trabajo que hacemos y de su posible incidencia en el producto final.
Creo que la mejor manera de ver este proceso es contar un caso práctico que me ocurrió en un trabajo anterior.
En la parte final de la línea de producción hay unas cintas de transporte que llevan producto acabado hacia la sección de embalado. Estas cintas están sometidas a un gran desgaste puesto que el producto transportado son bobinas de papel prensa de gran tamaño y peso.
Para evitar el desgaste y facilitar el funcionamiento existía un sistema centralizado de lubricación pulverizada. El problema que sucedía era que, en ocasiones las bobinas de papel se manchaban de aceite, por lo que dichas bobinas eran rechazadas, bien internamente o bien por el cliente, puesto que causaban problemas a la hora de la impresión en las rotativas. Esto significaba tener que rehacer el producto, con el coste añadido que supone, y retrasar el pedido, con el consiguiente descontento del cliente.
Debido a este problema se decidió eliminar el sistema automatizado y sustituirlo por un engrase manual realizado por operarios. Dicho engrase manual supone un aumento de las tareas y del tiempo de realización del trabajo, puesto que hay que:
- aprovechar las paradas de producción o bien coordinar una,
- bloquear el equipo para poder trabajar con seguridad,
- levantar las chapas de protección, realmente pesadas,
- limpiar el polvo de papel existente que se adhiere a las cadenas,
- engrasar manualmente con un spray de aceite,
- mover las cintas y reengrasar de nuevo,
- limpiar el aceite sobrante de las cintas,
- montar de nuevo las chapas de protección,
- desbloquear el equipo para que pueda volver a su funcionamiento normal.
Este trabajo puede verse, de hecho se veía, como un trabajo poco grato de hacer, molesto y sucio. Pero si se explica la importancia del trabajo, la incidencia directa en el producto acabado y en el grado de satisfacción del cliente, cambia la forma en la que se ve el trabajo, pasando a ser un trabajo realmente importante, no el más agradable sin duda, pero si uno de los que repercuten directamente en el producto final y en el cliente.
A la hora de analizar un trabajo hemos de ver todos los puntos de vista y la incidencia que puede tener en el proceso o en el producto, no podemos quedarnos con la primera imagen. Como ya comenté en otro artículo anterior, no solo hay que explicar QUÉ hacer y CÓMO hacerlo, es imprescindible también explicar el POR QUÉ se hace.
Esa toma de conciencia genera un mayor compromiso a la hora de realizar el trabajo. Si además reconocemos dicho trabajo y lo complementamos con compensaciones en función de la satisfacción del cliente (en este caso, al eliminarse la devolución de producto por parte de cliente puesto que supone la eliminación de un coste innecesario), potenciaremos aún más el grado de implicación y compromiso.
Angel Partida
Ingeniero Técnico Industrial
Fundador de “Mantenimiento & Mentoring Industrial”
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