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Creando equipo. Las claves del trabajo en equipo
En el anterior artículo hablé del último curso que impartimos en empresa, y comentaba cómo la motivación tiene un fuerte componente personal, y que no podemos limitarnos a esperar una motivación externa, sin poner nada de nuestra parte.
El curso estaba dividido en dos jornadas y, “Creando equipo”, era el título de la segunda jornada, y se hablaba de la importancia del trabajo en equipo y de cómo crear equipo.
“Una empresa no puede prosperar si no tiene a sus empleados detrás”. Neville Isdell
Una vez hemos logrado un mayor conocimiento de nosotros mismos y, una vez estamos abiertos a aportar nuestro grano de arena, hemos de conocer la importancia del trabajo del resto del equipo. Este conocimiento potenciará la confianza en nuestros compañeros, que, a su vez, generará mayor compromiso, viéndose reflejado en la consecución de los objetivos.
A la hora de crear el equipo de trabajo y de trabajar en equipo es imprescindible que exista un objetivo claro, definido y alcanzable. Esto dará sentido al trabajo que se va a realizar. La definición de objetivos es válida tanto para el trabajo individual como para el trabajo en equipo.
Pero no es lo mismo un equipo de trabajo que trabajar en equipo. Un equipo de trabajo puede ser la suma de trabajos individuales pero no de trabajo colaborativo. Desgraciadamente, en muchos casos el equipo de trabajo está compuesto por una suma de egos que interfieren en el trabajo en equipo y esto no es eficaz para alcanzar los objetivos planteados. Para trabajar en equipo hace falta espíritu de colaboración y sobra espíritu de imposición.
También es aconsejable, desde mi punto de vista, que estén bien definidas la misión (el por qué de la empresa, la razón de ser), la visión (hacia dónde va la empresa) y los valores de la empresa, puesto que también aportará un mayor sentido al trabajo. Es importante también que los valores de la empresa y los del empleado estén alineados para lograr mejores resultados.
Por otra parte, es necesario potenciar la comunicación, puesto que es la llave de la motivación. Nos va a ayudar a mejorar la transparencia y la confianza, además de eliminar la rumorología, uno de los grandes enemigos de la eficiencia en el trabajo.
Para mejorar la comunicación y el trabajo en equipo, podemos utilizar herramientas como la empatía, la asertividad y la escucha activa, sin perder de vista los diferentes niveles de comunicación:
- Racional: contenido del mensaje.
- Físico: lenguaje no verbal.
- Emocional: desde dónde hablo.
Para que la comunicación sea bidireccional no podemos olvidarnos del feedback como herramienta, que nos ayudará también en la mejora de nuestros procesos.
Indudablemente, a la hora de realizar el trabajo irán surgiendo problemas, por lo que es necesaria una correcta gestión de los mismos, es decir, debemos ser proactivos y centrarnos en buscar soluciones y no culpables, algo que tendemos a hacer con frecuencia.
Otro de los problemas habituales al que nos enfrentamos es el tiempo o, mejor dicho, la falta del mismo. Es frecuente escuchar “no hay tiempo” o “no tengo tiempo”, pero a veces es preciso hacer una pausa y pararnos a pensar, o emplear algo más de tiempo para poder hacer los trabajos adecuadamente.
“Si no tienes tiempo para hacer las cosas bien, ¿qué te hace pensar que tendrás tiempo para hacerlas de nuevo?”. Seth Godin
Por último, es importante gestionar la información que se irá generando en la realización de las tareas, y poder analizar dicha información, tanto para realizar un seguimiento del trabajo, como para ir mejorando nuestros procesos de forma continua.
En resumen, las claves, si queremos lograr un buen trabajo en equipo, son:
- definir los objetivos a lograr,
- mantener el foco en dichos objetivos,
- dar el mayor sentido posible al trabajo a realizar,
- potenciar la comunicación y el feedback,
- gestionar la información y analizarla, facilitando el seguimiento de las tareas, mejorando así la eficiencia y la mejora continua,
- ser proactivos en la gestión de los problemas, buscando soluciones y no culpables.
Angel Partida
Ingeniero Técnico Industrial
Fundador de “Mantenimiento & Mentoring Industrial”
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La motivación comienza en uno mismo
Hace unos días estuvimos impartiendo un curso de motivación en una empresa, el título del curso es “La motivación comienza en uno mismo”. En el curso hablamos de la importancia de la motivación a la hora de realizar nuestro trabajo y de la incidencia que tenemos nosotros en la motivación.
En muchas ocasiones nos encontramos con gente que dice “necesito motivación”, no obstante, de nada sirve tener una motivación externa si nosotros no estamos receptivos a la motivación, es decir, no es solo pedir esa motivación, sino poner también de nuestra parte, no podemos adoptar una actitud pasiva, es decir, estar esperando a que “nos motiven” sin hacer absolutamente nada para encontrar nuestra motivación. Parece que cuando hablamos de motivación, llegará alguien con una varita mágica y con un leve golpe nos motivará sin más, sin necesidad de poner nada de nuestra parte.
Pero ¿qué es la motivación? Es tener un motivo para la acción, es un estado mental que nos anima para la acción. Por tanto, al ser un estado mental, depende de nosotros, por eso es que la motivación comienza en uno mismo, va a depender de la forma en la que vemos las cosas.
La falta de motivación puede afectarnos muy seriamente, puesto que puede degenerar en estrés y puede afectarnos física, mental y emocionalmente y también puede afectar a nuestro comportamiento.
“El secreto de la felicidad no está en hacer siempre lo que se quiere, sino en querer siempre lo que se hace”. Leon Tolstoi
Existen dos factores muy importantes que influyen en la motivación, uno es el reconocimiento externo, que es aquel que obtenemos por parte de los demás y otro, más importante, es el reconocimiento interno, que es el que obtenemos de nosotros mismos y que, desgraciadamente, en demasiadas ocasiones no nos otorgamos. Existe una falta de conocimiento personal, muchas veces a la pregunta de “¿qué haces, cuál es tu trabajo?” me responden “lo de siempre”…, de acuerdo, pero, ¿y qué es lo de siempre?, lo de siempre tendrá una importancia, ¿no?. La rutina hace que no veamos la importancia de nuestro trabajo y que no le demos la valía que realmente tiene.
Por tanto, debemos por comenzar por conocernos mejor a nosotros mismos, ver cuáles son nuestros conocimientos, talentos y habilidades, nuestros logros, nuestras virtudes y defectos. También debemos analizar la importancia del trabajo que realizamos, es importante ver la parte positiva de nuestro trabajo y ver lo que podemos aportar. De esta forma analizamos nuestra aptitud, es decir, nuestra capacidad.
También debemos analizar cuál es nuestra actitud, cual es nuestra disposición para hacer las cosas. En muchas ocasiones solo vemos la parte negativa, nos centramos en la queja, pero con la queja no solucionamos nada. Si no tenemos una actitud positiva y actuamos, difícilmente cambiarán las cosas. Y la actitud es una elección, depende de nosotros, podemos esperar a que la situación cambie o podemos actuar para intentar que cambie.
“El futuro es presente, se crea a partir de una actitud”. Alex Rovira
Una vez realizado ese autoconocimiento personal (aptitud y actitud) y el conocimiento de nuestro trabajo (trabajo y entorno), deberemos ver qué es lo que nos motiva a nosotros, puede ser el dinero, las condiciones laborales, el aprendizaje, la posibilidad de promoción, el crecimiento personal,… Si nos fijamos en la teoría de la pirámide de Maslow, cada persona puede estar situada en un nivel diferente de dicha pirámide y por tanto tiene unas necesidades específicas diferentes que cubrir, es decir, cada persona tendrá sus propias motivaciones. Por tanto, cada persona ha de encontrar cuales son las motivaciones que le mueven.
Pasamos más de un tercio de nuestro tiempo en el trabajo, entonces ¿no es mejor ser feliz?. Depende de nosotros, si queremos ser lo más felices posible en nuestro trabajo, si queremos ser lo más felices posible con lo que hacemos, tenemos que saber quiénes somos y dónde estamos, es decir, conocernos y conocer nuestro entorno laboral. Para alcanzar esa felicidad, deberemos actuar, y para que esa acción sea efectiva deberemos comprometernos con nosotros mismos. Y tú, ¿quieres ser feliz?
“Algunos persiguen la felicidad, otros la crean”. Alex Rovira
Angel Partida
Ingeniero Técnico Industrial
Fundador de “Mantenimiento & Mentoring Industrial”
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