Monthly Archives: abril 2013

Cuadernos técnicos: Claves en el mantenimiento de reductores

 

Siguiendo con la categoría de cuadernos técnicos continuamos hablando sobre los aspectos técnicos del mantenimiento.

A la hora de mantener un reductor hay que tener en cuenta diversos factores que nos ayudarán a tener un mayor control y poder realizar un correcto mantenimiento del mismo.

Las condiciones ambientales influyen de forma muy importante en el funcionamiento del reductor. Algunas causas que pueden afectar al reductor son:

  • Humedad. Podemos proteger el reductor con un filtro de aire con desecante incluido.
  • Frío. Se puede incluir una resistencia para precalentar el aceite y facilitar así el arranque. Con bajas temperaturas la viscosidad aumenta de forma considerable y el motor puede tener un consumo excesivo, si además hay un circuito de filtración, el filtro puede colmatarse por la excesiva viscosidad del aceite frío, pudiendo también no alcanzar la presión necesaria de funcionamiento.
  • Calor. Es imprescindible mantener una temperatura adecuada, un exceso de calor provoca una disminución de la viscosidad y, por tanto, tener una lubricación inadecuada, aparte de un deterioro prematuro del aceite. En este caso es imprescindible la existencia de un circuito de refrigeración, bien un intercambiador externo o bien un serpetín interno.
  • Suciedad. El ambiente puede tener un exceso de polvo, o bien productos o sustancias pueden cubrir el reductor, provocando un sobrecalentamiento del mismo, por lo que es necesario mantener el reductor lo más límpio posible para facilitar la disipación del calor generado en el funcionamiento normal del equipo.

Antes de la puesta en marcha inicial del equipo, es aconsejable revisar el reductor y ver las posibilidades de mejora que se pueden realizar para un mejor control y mantenimiento. Según mi experiencia consejo instalar:

  • Tapón de aireación. En ocasiones no hay y en otras se sustituye por una válvula de alivio de presión. Dependiendo de las condiciones ambientales se puede utilizar un filtro desecante para evitar la entrada de humedad en el reductor.
  • Visor de nivel. En muchos casos sustituido por un tapón que hay que quitar y verificar si sale aceite por él, lo que indica que tiene nivel adecuado, en otras ocasiones puede llevar una varilla de nivel. Es aconsejable instalar un visor de aceite con el que podamos ver el nivel en funcionamiento y prevenir posibles fugas. El nivel del aceite de un reductor hay que mirarlo en parada y con el aceite frío, pero si disponemos un visor lo suficientemente amplio, podemos marcar el nivel de funcionamiento y ver el nivel en funcionamiento por comparación. Eso si, el relleno se realizará en parada.
  • Válvula de vaciado. Por lo general es un tapón. La válvula nos facilita notablemente las tareas de vaciado del aceite, permitiendo también recoger de forma adecuada el aceite sustituido.

También es aconsejable, antes de la puesta en marcha, verificar el nivel y tipo de aceite, en ocasiones el aceite que lleva el reductor es un aceite de mantenimiento, no adecuado para las características de funcionamiento, por lo que deberemos sustituir el tipo de aceite por uno adecuado para el funcionamiento habitual del reductor.

En función del tamaño o la criticidad del reductor podemos instalar sensores para la medición de vibraciones, para facilitar la toma de datos para su posterior análisis, de esta forma podemos anticiparnos a posibles averías y detectar desgastes o anomalías producidas por el funcionamiento.

También podemos tomar muestras periódicas de aceite para su posterior análisis, comprobando así el estado del aceite, deterioro, partículas de desgaste, posibles contaminaciones por agua,… En tal caso es aconsejable instalar una válvula para la toma de muestras.

Este análisis previo, nos facilitará las tareas de mantenimiento, acortando también los tiempos de intervención, y nos ayudará a tener un mayor control del reductor, anticipándonos a posibles averías, mejorando sus prestaciones y aumentando su vida operativa.

Angel Partida
Ingeniero Técnico Industrial
Fundador de “Mantenimiento & Mentoring Industrial”

 

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Definición de objetivos. Claves en el éxito de un proyecto.

 

En un artículo anterior hablé de las claves de implementar un sistema de mantenimiento, pero también hemos de tener en cuenta una serie de claves a la hora de implementar un proyecto.

A la hora de diseñar un proyecto, es prioritario definir los objetivos que se pretenden obtener. Algo tan sencillo se convierte en ocasiones en un auténtico quebradero de cabeza por la falta de previsión. Determinar qué resultados esperamos conseguir y cómo vamos a lograrlos es el primer paso a dar, esto, unido a la planificación de los pasos a seguir, es clave para el éxito del proyecto. 

Desde mi punto de vista, las ocho claves en las que se fundamenta el éxito de un proyecto serían las siguientes:

1. Definición de objetivos. Qué se busca o qué pretende obtener. Es sin duda la primera pregunta que nos debemos hacer, nos va a indicar el punto final al que queremos llegar y será la motivación necesaria para culminar con éxito el proyecto.

2. Situación actual. Es el punto inicial del que parte el proyecto. Hemos de conocer perfectamente la situación de la que partimos, conocer los recursos de los que disponemos para saber que recursos necesitaremos.

3. Grado de implicación. Imprescindible establecer el grado de implicación a todos los niveles, tanto para la ejecución, como para la supervisión y el liderazgo del proyecto.

4. Propuesta inicial y revisión. Es complicado que la primera versión del proyecto sea la definitiva, por lo que es aconsejable estudiar una propuesta inicial y ver si es posible mejorar el proyecto.

5. Definición de tareas. Hay que determinar qué se va a hacer, quién lo va a hacer y cómo se va a hacer. Nos va a marcar el camino a seguir para alcanzar nuestro objetivo.

6. Metodología a seguir. Una vez definidas las tareas procederemos a la planificación de las mismas estimando el tiempo y los recursos necesarios para llevar a cabo el proyecto. La planificación nos ayudará a reducir tiempos y a minimizar los imprevistos que nos encontremos en el camino.

7. Formación e información. Antes de implementar el proyecto es preciso exponer claramente el proyecto a todos los implicados en él, así como la metodología a seguir, complementando la información con la formación necesaria.  Pretendemos que quede claro el sentido del proyecto generando así mayor compromiso entre los participantes.

8. Implementación y seguimiento. Tras la implementación del proyecto es imprescindible realizar un seguimiento, de esta forma comprobaremos los resultados obtenidos y ver si son los esperados o si es preciso realizar algún ajuste. Pretendemos que el proyecto se mantenga en continua evolución, es decir, buscaremos la mejora continua.

A la hora de plantear el proyecto puede ser muy interesante utilizar el modelo de negocio Canvas, ya que nos puede ayudar a clarificar las ideas a la hora de diseñar el proyecto.

Si tenemos perfectamente definidos el punto del que partimos (qué tenemos), el camino a seguir (cómo lo vamos a hacer) y el punto al que queremos llegar (qué esperamos obtener), tendremos asegurada la coherencia del proyecto y buena parte de su éxito.

Angel Partida
Ingeniero Técnico Industrial
Fundador de “Mantenimiento & Mentoring Industrial”

 

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Clave del mantenimiento: mantener el equilibrio P/CP

 

Como dice Stephen Covey en “Los 7 hábitos de la gente altamente eficiente”, hay que mantener el equilibrio P/CP, producción/capacidad de producción. No obstante, en ocasiones nos centramos en exceso en la producción de los resultados deseados, descuidando la CP, es decir, descuidando la aptitud o el medio que produce. En nuestro caso esa CP es la maquinaria necesaria para realizar nuestro proceso productivo.

Como las máquinas funcionan, no actuamos sobre ellas puesto que no queremos parar la producción y en otras ocasiones no intervenimos “no sea que falle”. Pero el caso es, que cuando sucede la avería perdemos todo lo que habíamos ganado, es decir, las averías suponen un coste y un tiempo que podría ser menor, e incluso no existir, de realizar un mantenimiento adecuado.

De esta forma, el tipo de mantenimiento habitual suele ser correctivo, es decir, actuamos como bomberos corriendo a “sofocar el fuego”, estamos a expensas de la maquinaria actuando cuando lo requiere, por lo que no hay planificación y se vive el día a día sin opción a realizar otras tareas de mantenimiento.

En el anterior artículo, Evolución del sistema de mantenimiento,  ya se habló de este tipo de actuación de mantenimiento y de la evolución natural de un sistema de mantenimiento.

Por tanto, hemos de preguntarnos qué tipo de mantenimiento queremos realizar, si queremos poder planificar o actuar como bomberos, si queremos controlar y reducir los costes de las averías o que aumente nuestro coste de mantenimiento. En definitiva, lograr el equilibrio P/CP, es decir, conseguir disponer de la maquinaria de forma que la producción sea óptima y que tengamos controladas las averías.

 

Angel Partida
Ingeniero Técnico Industrial
Fundador de “Mantenimiento & Mentoring Industrial”

 

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